Por Juan Sánchez Miranda, director y cofundador de NOESSO
El contexto
Eran ya bien entrados los años 80, esa década en la que las libertades parecían haber encontrado acomodo en un país, atrasado y anclado, donde la democracia recién estrenada tenía que vérselas con las resacas de una dictadura que no acababa de salir definitivamente de sus gentes.
El escenario más próximo un Poniente Almeriense, en el que la escuadra y cartabón del famoso gobierno de los tecnócratas le habían asignado un papel de vergel en medio de una franja de tierras apenas dedicadas al pastoreo, con algún que otro oasis de parrales o de pequeños cultivos tradicionales hortícolas.
Cuentan (no sabemos cuánto es pura leyenda y hasta donde historia real) que se aliaron las artes de los parraleros, acostumbrados a edificar estructuras a base de palos y alambres en los que se enzarzaban las parras, con la ancestral costumbre de proteger la tierra con un manto de arena para que el preciado líquido elemento, el agua, tan necesaria como escasa, no se evaporase y provocara el máximo efecto. Finalmente, llegaría el plástico para cerrar el círculo de un milagro que vendrían a bautizar como el “Mar de Plástico”.
Lo cierto es que al calor de esa mancha blanca en constante expansión desde que alguien fundiese los citados elementos, compuesta por edificios de plástico, las oportunidades para campesinos hartos de dejarse la piel a cambio de subsistir o de emigrar, convirtieron la comarca del Poniente de Almería en un polo migratorio que no ha dejado de atraer y concentrar poblaciones, primero del interior reseco de la propia provincia, más tarde de las alpujarras granadinas, a las que se fueron sumando infinidad de orígenes nacionales e internacionales.
Es así como hemos pasado de vivir en una sociedad rural, de subsistencia, a una provincia donde cada invernadero hoy es una verdadera fábrica, comandada con un ordenador central, que reparte nutrientes a plantaciones hortícolas de acuerdo con las demandas que recibe de sus sensores.
Cambios de paisaje y de paisanaje
La vida social es una suerte de tablero de fichas de dominó donde movemos una y sabemos que se produce una caída en cascada del resto. Y junto a los cambios económicos y los masivos desplazamientos humanos en la comarca han generado una verdadera revolución en las formas de vida y las costumbres. Profundos cambios y en muy poco tiempo que han tenido como resultante un modelo de sociedad que en apenas unas décadas ya no se parece en nada a la que había venido habitando estas tierras centenariamente.
Los efectos económicos del nuevo modelo de cultivos pronto dejaron ver sus efectos inmediatos. Los nuevos cultivos reclamaban manos para salir adelante lo que hizo que la mujer se incorporase masivamente al trabajo del campo o a las cadenas de manipulado de los frutos, muchos niños abandonaban los estudios convencidos de que el porvenir económico estaba en el campo más que en la escuela, y un sinfín de cambios que trajo consigo una sociedad que se enriquecía rápidamente, al tiempo que, poco a poco, fue mostrando sus partes débiles.
El Ejido mediados de los 80
En este contexto de oportunidades económicas, donde chicos muy jóvenes ganan y disponen de dinero, y quieren como compensación a su esfuerzo del día disfrutar de lo que les ofrece lo noche, hacen su aparición las ofertas, aparentemente inofensivas de las drogas. Hasta ahora el alcohol había sido el único elemento de esta especie que había tenido protagonismo. Ahora se suman sustancias totalmente desconocidas (hachís, heroína, cocaína,…), ante las que hay una ausencia total de prevención y de conocimiento ante sus efectos y riesgos.
Los efectos de este “nuevo actor” no dejaron de hacerse notar. Los primeros juegos y coqueteos con las drogas de la conocida como fase de “luna de miel” pronto empezaron a dar la cara con toda la cadena de consecuencias que supone la adicción cuanto se hace fuerte: abandono del empleo, ruptura de vínculos familiares, saqueos y robos primero en casa y más tarde donde se pueda…Y, pronto no dejaría de sumarse a la fiesta el temido SIDA.
Centenares de jóvenes se fueron incorporando a estas nuevas ofertas de consumo, las familias se situaban ante una realidad desbordante y totalmente desconocida, sin herramientas con las que hacer frente a las disfunciones y conductas destructivas de sus hijos.
Mientras tanto, las administraciones públicas estaban totalmente ajenas a los cambios que se estaban produciendo, mientras que la alarma social y familiar fue corriendo como la pólvora.
Las madres y padres nos inventaron
Ante la ausencia de respuestas públicas, las parroquias fueron muchas veces un lugar de referencia al que acudían padres y madres desesperados, buscando alguna respuesta a su impotencia. Ellos y ellas fueron los que nos inventaron.
Quién les habla acababa de terminar sus estudios de teología en Granada y El Ejido era mi primer destino. También para mí era un mundo totalmente extraño, una realidad insospechada, ante la que el atrevimiento inconsciente me dispuso a buscar una respuesta colectiva. Convencimos a un grupo de gente con cierta sensibilidad, sobre todo del ámbito parroquial, y allí surgió nuestro nombre, que también era todo un mensaje directo para las víctimas “No Estás Solo”, o si se prefiere, NOESSO, que es como se nos conoce.
Una historia de vida apasionante
Bueno, teníamos un nombre, unos estatutos más o menos copiados de no sabemos dónde, y una problemática monumental ante la que nos habíamos confabulado para hacerle frente. No teníamos conocimiento, ni medios, ni programa terapéutico, ni equipo, ni un lugar donde poder emprender nuestro trabajo.
El esfuerzo por visibilizar la realidad de la problemática acuciante ante las autoridades locales y provinciales, la lucha titánica para ir recabando medios y hacer creíble nuestro proyecto fueron inmensos. Pero la tozuda realidad se impuso y la generosidad terminó por imponerse.
Hoy NOESSO cuenta con una red de centros y programas que van desde la prevención, el tratamiento en diferentes recursos (Centro de Tratamiento Ambulatorio, Centro de Día, Comunidad Terapéutica, Viviendas de Apoyo a la Reinserción), hasta una serie de medidas de inserción social y laboral.
Una entidad abierta, atenta a nuevas demandas y problemas sociales
Con el paso de los años, el crédito de una Asociación que ha logrado convertirse en un referente importante para las diferentes administraciones, nos llevó a poner en marcha (a petición de la propia Consejería de Igualdad y Políticas Sociales), un programa para atender a menores con trastornos de conducta, en muchos de los casos ya consumidores de sustancias.
Finalmente, en estos últimos años, los terribles efectos de la crisis dejando en el paro a montones de familias en situación o riesgo de exclusión nos llevaron a poner en marcha un Área de Empleo donde se vienen desarrollando diferentes programas enfocados a mejorar la empleabilidad y acompañar a esta población hasta el tajo. Más de 1000 personas fueron atendidas, sólo en esta área, y más de 500 empleos conseguidos en el pasado año.
“No estás solo” mucho más que un eslogan
Lo que ha ocurrido con NOESSO, estoy seguro que le ha sucedido a montones de grupos humanos que ante diferentes retos, se han posicionado como interlocutores, como actores convencidos de la fuerza que genera estar juntos.
Hoy, casi medio centenar de profesionales y otras tantas personas voluntarias, seguimos, treinta años después, dando la cara a las preguntas y demandas de personas que vienen buscando nuestro apoyo y nuestra fuerza, el mismo que les ayudamos a reencontrar en sí mismos, para que su impulso y el nuestro, den como resultado la respuesta que esperan.