Por Flor Díaz Carrasco, socia fundadora de la asociación SOS Bebés Robados Euskadi y víctima de la desaparición forzada de dos de sus hermanos al poco tiempo de nacer
La intención de este escrito, no es más que mi deseo personal de dar a conocer el largo y penoso recorrido que se ha podido realizar a lo largo de todos estos años desde la asociación y en el que a día de hoy nos encontramos todas las víctimas, solas y en completo desamparo, en una búsqueda de nuestros familiares que no tiene fin. Es patente la mirada hacia otro lado de todas las Instituciones tanto autonómicas como estatales, que, teniendo todas las herramientas y recursos para encontrar a las personas desaparecidas, dejan todo este peso en manos de las propias víctimas.
SOS Bebés Robados Euskadi, comienza su andadura incluso antes de tener personalidad jurídica. Fue fundada el 30 de mayo de 2011, encontrándose la misma legalmente constituida y registrada en el Registro de Asociaciones del Gobierno Vasco. Quisiera además dejar constancia que realmente los inicios de nuestra Asociación fueron un par de años antes, el origen de sus actividades data de finales del año 2009.
Comenzamos siendo personas que queríamos saber la verdad sobre nuestros hermanos y hermanas desaparecidas al nacer, estas búsquedas se realizaban a través de la red social, Facebook, además, se utilizaba una página web para la búsqueda de personas desaparecidas www.quiensabedonde.es.
En poco tiempo, se unieron más y más personas. A finales de 2009, una periodista del periódico El Diagonal, María José Esteso de Catalunya, se puso en contacto con nosotras para hacer un reportaje en su periódico que tuvo mucha repercusión mediática. Las primeras personas afectadas que contactaron conmigo eran todas de Andalucía, teniendo en común el hospital donde mi madre había dado a luz: Hospital Municipal de La Línea de la Concepción, en Cádiz.
Cabe destacar que en el año 2009 el periódico Diagonal comenzó a realizar toda una serie de reportajes de investigación sobre el robo de bebés en maternidades españolas. En aquel entonces, fue uno de los primeros medios en documentar la posible existencia de una trama organizada de médicos, monjas, curas y otros actores que supuestamente arrebataron cientos de recién nacidos y recién nacidas a sus madres entre los años 50 y 90, traficando con ellos y con ellas en todo el Estado español y el extranjero. Existe también un libro en el que se recogen de manera fehaciente estas historias, “Niños robados, de la represión franquista al negocio” de María José Esteso Poves.
Me llamaron también de uno de los principales medios de comunicación en prensa escrita del País Vasco, el periódico “El diario vasco”. A partir de ese momento, muchas personas vascas afectadas comenzaron a llamarme y siempre venían a contarme lo mismo: coincidían sus historias con todo lo que nos había contado mi madre, eran tales las coincidencias y similitud en sus relatos que no podían ser hechos o sucesos aislados, además de no ser casual. No era posible que en Andalucía y en Euskadi actuasen igual, el modus operandi era exactamente el mismo:
• Dormían a la madre antes de dar a luz.
• Las mujeres parían solas, los maridos no tenían permitido el acceso a la sala de partos.
• Cuando las mujeres despertaban les decían que sus bebés habían fallecido y que el hospital “se encargaba de todo”.
• También aconsejaban tanto al hombre como a la mujer, padre y madre del bebé que no hablasen del tema y que cuanto antes intentaran tener otro hijo u otra hija.
• Nunca enseñaban el cadáver, siempre las mismas excusas, que era mejor no verlos o que este había nacido con malformaciones.
• El caso es que estas personas creyeron a estos médicos o a estas religiosas y se fueron a sus casas rotas de dolor. A algunas personas llegaron a enseñarles un bebé envuelto en trapos, ellas dicen que una especie de momia o bien, como en el caso de mi madre, un niño de unos 4 meses, no un recién nacido.
Yo atendía a muchas personas afectadas, les iba explicando los documentos que tenían que pedir y cómo debían iniciar sus búsquedas. Se creó una base de datos para poder hacer un seguimiento y de algún modo poder cuantificar la magnitud de estos hechos, para nada aislados.
A finales de 2010 y a través del abogado D. Enrique Vila Torres, decidimos hacer causa conjunta, unirnos e iniciar la interposición de nuestras denuncias. El día 27 de enero de 2011 más de 200 personas afectadas presentamos denuncia ante la Fiscalía General del Estado por nuestras causas, una denuncia conjunta por las desapariciones de estos niños y niñas entre los años 1940 y 1990.
Esta denuncia atrajo a numerosos medios de comunicación, tanto de España como del extranjero. Teníamos todas las personas afectadas mucha esperanza puesta en ella. Todos creíamos en la Justicia, había mucha ilusión, la certeza de ser investigado cada uno de nuestros casos. Se fueron uniendo cada vez más personas afectadas y esta denuncia colectiva fue creciendo, tanto que solamente en Gipuzkoa había más de 400 familias que decidieron denunciar.
Actualmente hay más de 2000 casos denunciados en todo el Estado español.
El 30 de mayo de 2011 nos constituimos como asociación. Mi labor ha consistido básicamente en representar a las víctimas por desapariciones forzadas infantiles y en ayudarlas asesorando sobre los pasos que tienen que dar para recabar la documentación necesaria y suficiente para poder interponer sus denuncias. He atendido por teléfono a cientos de personas, actualmente en nuestra base de datos llevamos contabilizados 791 casos de bebés desaparecidos. Mi labor también consiste en denunciar ante los medios de comunicación y junto a mis compañeros y compañeras dar charlas de concienciación ciudadana.
Entre los años 2011 y 2012, todos los partidos políticos se acercaban, con la intención de ayudarnos. Presentaban PNL (Proposiciones No de Ley), todos somos conocedores que son iniciativas cuya finalidad es la aprobación de textos o resoluciones que no tengan carácter de ley. Después de ello, se hacían la foto de rigor y luego desaparecían hasta el día de hoy.
Al ver que nuestros casos no se investigaban debidamente acudimos al Parlamento Europeo, al comisionario de DDHH de la ONU, al ARARTEKO (Defensor del Pueblo Vasco), al Defensor del Pueblo español, a la Diputación de Gipuzkoa, incluso al Lehendakari. También nos hemos reunido con La Fiscalía General del Estado.
Sin embargo, nuestro estado de derecho no nos amparaba. España a pesar de todos los tratados firmados a favor de los derechos humanos, seguía sin dar respuesta a nuestras demandas como personas afectadas por la desaparición forzada de nuestros hermanos e hijos. Además, el tiempo jugaba en nuestra contra, decidimos también adherirnos a la querella Argentina para denunciar nuestros casos como víctimas del Franquismo. Todo ello sin ningún resultado satisfactorio. Estamos viendo como médicos, monjas e incluso las madres víctimas de estas desapariciones están muriendo. Unos sin pagar sus deudas y nuestras madres sin haber encontrado la justicia.
Entre 2013 y 2014 se archivaron todas las denuncias. Si actualmente hay denuncias sin archivar es porque han sido interpuestas recientemente. Nadie ha investigado dónde están los documentos desaparecidos. Nadie nos dice qué hicieron con los supuestos cadáveres. Nadie ha investigado absolutamente nada. Nuestras denuncias se han archivado la mayoría por prescripción, esto quiere decir que, aunque ha habido delito ya ha pasado el tiempo reglamentario para que estas personas que han traficado con bebés paguen por ello. Se siguen tratando nuestros casos como casos aislados. Todos y cada uno de ellos llegan a diferentes juzgados. Nosotras y nosotros seguimos en el convencimiento de que estas desapariciones son crímenes de lesa humanidad, que no pueden prescribir y que es el Estado quien debería investigar dichas desapariciones y no las propias víctimas como actualmente viene a ser. Todo el peso recae sobre nosotros. Somos las víctimas las que soportamos todo el proceso de investigación, a costa de nuestro esfuerzo personal y el de nuestros bolsillos.
A partir del año 2014 muchas personas adoptadas han llamado a la asociación. A pesar de que estas personas tienen reconocido el derecho a conocer su origen biológico, ninguna institución les dice los pasos que deben dar para conocer sus datos de filiación. Tenemos un gran número de personas adoptadas que no conocen su origen porque sus adopciones han sido privadas. Sus madres y padres los han “adoptado” desde la misma maternidad o el mismo hospital donde habían nacido. Otro gran número de estas personas ni siquiera han sido adoptadas, sino que han sido inscritas directamente como hijas e hijos biológicos de sus madres falsas.
Es tal el número de personas afectadas por las desapariciones forzadas infantiles y por las adopciones y falsas filiaciones que SOS Bebés Robados Euskadi ha tenido que hacer diversos cambios en su estructura, actualmente acogemos y asesoramos a personas que quieren saber la verdad, no solo en Euskadi sino en todo el Estado español.
Desde hace un año nuestra razón social inicial “SOS Bebés Robados Euskadi”, ha cambiado como paso previo y de adaptación a la situación actual en la cual nos encontramos a día de hoy, como víctimas invisibles que somos. Ahora somos “SOS Haur Lapurtuak / SOS Bebés Robados”. Después de permanecer durante muchos años al frente, en primera línea, ostentando la presidencia de la Asociación, coge el relevo de la presidencia Xabier Munioitz, llevando la secretaría de la Asociación Izaskun Poza.
Desde esta asociación nos hemos embarcado en varios y diferentes proyectos, cabe destacar, el más importante de ellos: una querella conjunta a nivel nacional que se interpondrá este año 2020.
Recientemente hemos fundado la asociación Sin Identidad Biológica, para ayudar a todas las personas adoptadas y con la esperanza de poder encontrar a nuestros bebés desaparecidos.
Todos los primeros sábados de cada mes, venimos realizando concentraciones en la Plaza del Buen Pastor de Donostia San Sebastián, reclamando como hasta ahora nuestro derecho a saber la verdad, a la justicia y reparación.
Seguimos, seguiremos luchando por la Justicia, la verdad y la reparación. Es nuestro derecho saber la verdad. No pedimos tanto.
Imagen cedida por SOS Bebés Robados
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