Por Carmela Curva
La semana pasada llegó la gota que colmó el vaso. Los ciudadanos hemos aguantado carros y carretas, la crisis se ha metido en nuestros cuerpos como si fuera un virus que poco a poco iba mermando nuestras facultades.
Primero no la vieron llegar, después para encubrir un rescate financiero empezaron a recortar en educación, sanidad, servicios sociales…
Mientras tanto veíamos como miles de familias eran desahuciadas de sus casas al no poder afrontar los gastos de la hipoteca; aumentaban las listas de espera en la sanidad; se incrementaban los ratios de alumnos por clase, y nuestros mayores se convertían en el sustento de muchas familias.
Y aguantamos… (Según la RAE, aguantar: Tolerar o llevar con paciencia a alguien o algo molesto o desagradable)
Fuimos espectadores: del perdón, por compromiso más que por arrepentimiento, de un rey que se dedicaba a cazar elefantes mientras vivía de las rentas del 23F; del caso Nóos, donde un duque y su amigo/profesor fueron condenados por diversos delitos de corrupción.
Y aguantamos…pero menos.
Empezamos a despertarnos, y a comprender que votar cada cuatro años no era suficiente, probablemente para los políticos era la situación ideal “tú vota y después calla”, teníamos que involucrarnos, reclamar lo que nos habían prometido y nunca cumplían.
Y entonces, movieron ficha ellos…nuestros mayores. Cansados, después de toda una vida trabajando, de ver la situación de sus hijos y nietos en el paro o con empleos precarios; tener que compartir su pensión para alimentar a la familia; y encima estar agradecidos de la subida anual del 0,25% de sus pensiones. Les dieron motivos de sobra “les tocaron las palmas” y ellos salieron a bailar. Y mientras ellos recorrían las calles, en algunos despachos empezaron a temblar.
Y empezamos a removernos en los asientos.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y lo hace a través del poder judicial, y deja heridas en una mujer de 20 años, y en una sociedad que se da cuenta que no puede dejarla sola.
Si tenemos que reformar el Código Penal, ¿A que están esperando? Si tienen que formar a los jueces, fiscales…en perspectiva de género, ¿A que están esperando?
Y entonces… salimos a la calles.
De momento la condena está recurrida, veremos qué pasa con el recurso. En este punto solicito, que nunca más una víctima de agresión sexual, sea vejada por alguien que imparte justicia.