Estado de la Nación: Muchas menciones a España y pocos compromisos estratégicos para su mejora
El anteproyecto de Ley de Rehabilitación, apunta hacía el ahorro energético, pero su falta de profundidad lo convierte, hasta ahora, en maquillaje
Los cambios sobre renovables: un ataque a la seguridad jurídica
ADECES (Asociación Pro Derechos Civiles Económicos y Sociales) lamenta que el Debate del Estado de la Nación haya evidenciado una despreocupación general por la balanza comercial energética, el gran talón de Aquiles de la economía española junto con la nula capacidad de crecimiento.
El Debate arroja un saldo de terminología casi tan desolador como el correspondiente al déficit del comercio energético entre España y el resto del mundo. Así, junto a los grandes términos como España, que fue pronunciado en 351 ocasiones en sus diversas fórmulas, las referencias a la energía como concepto general o en el contexto de eficiencia, ahorro, balanza, consumo, tan sólo se mencionó 6 veces.
En ninguna de ellas para profundizar mínimamente en el sentido estratégico que la energía representa para España. Esta falta de profundidad puede ser entendible en los grupos minoritarios por falta de tiempo, pero difícilmente en los mayoritarios.
Los datos de la balanza energética española de 2012 son elocuentes: en un año de recesión económica (caída del PIB del 1,4% respecto a 2011), el saldo energético en noviembre arroja un déficit acumulado anual de 42.400 millones de Euros, un 18,6% más sobre el mismo período del año anterior. En 2012 las importaciones de crudo alcanzaron, las 58.700 kilotoneladas, un 12,6% más que en 2011 y las importaciones de Gas Natural, que aunque se reducen un 1,2%, incrementan su facturación hasta los 9.700 millones de euros, un 2,3% más en el acumulado del año.
Es decir, mientras el Parlamento habla de España, no se abordan algunos de sus problemas estructurales y estratégicos como el de la energía.
En consecuencia, son las importaciones del petróleo ¡en un entorno económico restrictivo! lo que hace que nuestra balanza comercial tenga un déficit de 25.000 millones de euros.
Ahorro energético de los hogares, anteproyecto ley de Rehabilitación
En este contexto, ADECES, entiende como absolutamente primordial promover el ahorro energético en todos los sectores, pero especialmente en el residencial, cuya factura energética crece y sus rentas se reducen. El potencial de ahorro energético del sector es del 50% (solo las actuaciones sobre la envolvente permiten un ahorro del 30% del consumo), pero alcanzar ese objetivo requiere medidas mucho más profundas e intensas que el simple maquillaje que hasta ahora recoge el anteproyecto de Ley de Rehabilitación que no define, ni tan siquiera, los objetivos porcentuales de rehabilitación del parque de edificios para cumplir con las Directivas de Eficiencia Energética y contribuir a alcanzar los objetivos de ahorro energético del 20% para 2020.
Según ADECES, aproximadamente 22 de los 25 millones que componen el parque de viviendas son anteriores al Código Técnico de la Edificación y no reúnen, por tanto, las mínimas exigencias térmicas que recoge la citada norma.
El IDAE calcula que el consumo anual de los hogares españoles en climatización se eleva a 293.700 TJ. Actuar sobre la envolvente supondría reducir este consumo a 117.500 TJ al año.
Energías renovables y seguridad jurídica
De acuerdo con el sentido estratégico que tiene la energía, para ADECES también es prioritario mantener la apuesta por las energías renovables, al objeto de reducir la dependencia energética de los combustibles fósiles. En este sentido, es preciso recuperar la seguridad jurídica que en su día facilitó la inversión de 10.000 millones de euros en el desarrollo de renovables a cambio de posibilitar la recuperación de la misma en un período de 20 años.
Según ADECES, no es posible reclamar seguridad jurídica para nuestras empresas internacionales y paralelamente llevar a efecto cambios legislativos que suponen la ruptura de las condiciones establecidas por el Gobierno de España, sea del signo que sea, sin el más mínimo diálogo.
Finalmente, es preciso abordar de forma global el marco energético español, partiendo de la opción estratégica ya comentada de reducir la dependencia. A partir de ahí, es imprescindible dotar al sistema de eficiencia:
Revisar los precios de generación de las distintas energías, ya que, por ejemplo, el megavatio nuclear nos cuesta 60 euros, aproximadamente un 40% más que en Francia.
Dar por amortizadas las inversiones en plantas nucleares e hidráulicas, porque ya los usuarios las pagaron cuando se impusieron los costes de transición a la competencia. De este modo se conseguirían recursos para el desarrollo de renovables y, además, el déficit de tarifa se vería rebajado.
Por último, se hace necesario hacer un mejor uso de los recursos energéticos, manteniendo en permanente uso los sistemas eólicos aplicándolos, por ejemplo, al funcionamiento de las desaladoras, reemplazando energías contaminantes por otras limpias, amén de reducir la dependencia.