Los mercados, a los que el Gobierno trata de satisfacer, están desorientados por el contexto económico nacional e internacional. Los últimos test demuestran la alta solvencia de la banca española, aunque ni las entidades más fiables aguantarán la prolongación de la crisis.
ADECES (Asociación pro Derechos Civiles, Económicos y Sociales) ha analizado la situación del saneamiento de las entidades financieras españolas y considera que estas operaciones tienen riesgos inherentes, entre ellos, el endurecimiento de las provisiones y capitalización, con la que el Gobierno persigue, sin conseguirlo, mejorar la imagen de solvencia de las entidades financieras y satisfacer a unos mercados desorientados por el actual contexto económico y político nacional y europeo con exigencias de déficit de imposible cumplimiento y ausencia de políticas de crecimiento.
ADECES, comparte la necesidad de saneamiento del Sector Financiero, principalmente de las antiguas Cajas de Ahorro, ya que la alternativa es dejarlas caer, con graves consecuencias para ahorradores y para la economía nacional y altamente injustas para los sectores más desfavorecidos; porque aun estando respaldados los depósitos por el Fondo de Garantía hasta 100.000 €, éste no tiene reservas suficientes para satisfacer a los depositantes, por tanto, el Estado debería acudir en su ayuda, causando un efecto sobre sus cuentas igual o peor al saneamiento y dañando la imagen de España.
Compartir esta necesidad, requiere que se exijan las responsabilidades penales y civiles a todos los gestores del sector (presidentes, consejeros y directivos) que han llevado a esta situación a las instituciones financieras y, que los mismos comparezcan ante el Parlamento, como ha hecho el Consejero de Barclays en Reino Unido o, en su momento, los principales responsables de los bancos de EEUU. Retrasar este control devalúa la calidad democrática del país y no estamos para esto.
Según ADECES, hay que dejar de ver la fusión como una solución general a los problemas de las entidades; éstos deben afrontarse cuando surjan de uno en uno. Los procesos de fusión entre Cajas, en algunos casos, han convertido problemas pequeños en problemas mayores. El tamaño no da la solvencia. Es cierto, que las uniones pueden reducir gastos, pero el proceso de recapitalización para compensar las pérdidas sería demasiado largo por esta vía.
Endurecer las provisiones y capitalización no es la solución para crear una imagen de solvencia de nuestras instituciones financieras. Esta política ha provocado serias dificultades al sector, principalmente a las entidades que han recurrido a sus propios medios, ya que:
Este incremento en los índices de recursos propios provoca que las entidades sean más reacias a financiar empresas y particulares, agravando la restricción del crédito.
Teniendo en cuenta que el saneamiento de las entidades es una necesidad, es mejor cubrirlo con fondos europeos, que serían pagados mediante la venta de las entidades saneadas y reorganizadas, es decir, con nueva estructura directiva, reducción de personal y de oficinas, saneamiento de activos y adecuación de sus pasivos. Con la vuelta a los beneficios podrán venderse a precio de mercado y no regalarlas a otras entidades que es lo que alguno pretende al declarar que el Estado debe deshacerse de ellas cuanto antes.
El saneamiento de las entidades en mala situación es un agravio para las que han hecho sus deberes y puede dar origen a prácticas de competencia desleal. En consecuencia, ADECES entiende que hay que sanear lo imprescindible y para ello hay que estudiar los riesgos con mucha cautela. La pérdida de un crédito malo puede ser inflada con suma facilidad, como en el caso de los activos inmobiliarios, que pueden rebajar su valor de recuperación por debajo de los precios de mercado, en unos momentos en que el mercado inmobiliario es muy opaco.
Además, deben utilizarse las entidades intervenidas para incentivar el crédito al sector privado.
A pesar del debate público, para ADECES la comparación con las ayudas recibidas por el sector en otros países en términos de PIB, o las devoluciones de las mismas al erario público ponen de manifiesto que el sector era y es más solvente que el de otros países. Pero, incluso la fiabilidad de las mejores entidades se verá comprometida si se prolonga la crisis económica, la incertidumbre sobre el euro y la ausencia de una política de crecimiento.
Según el Fondo Monetario Internacional en Irlanda el sector recibió ayudas por valor del 41,2% del PIB y tan sólo ha devuelto el 2,7%. Las ayudas de Holanda alcanzaron el 14,1% y ha devuelto hasta el momento el 9,2%; en Alemania el saneamiento representó el 12,2% del PIB, devolviendo hasta el momento el 1,1%; por su parte las ayudas en Bélgica representaron el 7% y las devoluciones tan sólo el 0,3%; en RU fueron del 6,8% del PIB las ayudas y las devoluciones del 1,1%; en Grecia del 6,1% y del 3,4% respectivamente; y en EEUU del 5,3% del PIB, en tanto que las devoluciones se elevan al 2,1%. Mientras, en España, las ayudas hasta finales de 2011 alcanzaron el 3,8% del PIB (podrían llegar en 2012 a representar el 13,1% del PIB, siempre y cuando se hiciese uso de los 100.000 millones puestos a disposición del Estado por la UE) y las devoluciones el 2,6%.
La solvencia a la que se alude ha quedado contrastada con los últimos test de estrés realizados por los auditores contratados por el Gobierno, según los cuales la morosidad del crédito a promotores alcanzará el 90% en 2014 y aún con este escenario tan severo se establecieron necesidades de capital por valor de 62.000 millones, es decir, 38.000 menos que lo dispuesto por la UE.
Finalmente, ADECES entiende que aparte del contexto internacional, hay causas internas del deterioro (pasado y futuro) del sector: una gestión del riesgo alejada de los cánones (sobre todo en las Cajas de Ahorro, con objetivos esencialmente políticos) la pésima gestión de la crisis de Bankia y la desconfianza generada sobre el propio sector y el regulador a raíz de la gestión de esta crisis.