La fortuna de trabajar con las mujeres africanas

Por Ana Salado, directora de comunicación de la Fundación Mujeres por África

Me considero afortunada por haber formado parte del proyecto de la Fundación Mujeres por África desde su nacimiento en febrero de 2012. Un proyecto nacido del amor a África y a quienes constituyen su espina dorsal, las mujeres.

Ya cercana a cumplir una década de trabajo, ilusiones y emociones compartidas con las africanas, me doy cuenta de que todavía me sigue sorprendiendo su tesón, su enorme fuerza, su sabiduría y eso que hoy se considera casi un elixir mágico, su resiliencia. Cada día aprendo algo de ellas.

La fundadora de Mujeres por África, María Teresa Fernández de la Vega, pudo conocer y supo apreciar todas estas virtudes siendo vicepresidenta primera del Gobierno, ya en 2006, cuando decidió celebrar el Día de las Mujeres en África, en Maputo, concretamente. Ella siempre fija ahí el verdadero inicio de la fundación, y ciertamente, fue en ese momento cuando se pusieron en marcha los Encuentros de Mujeres por un Mundo Mejor, en los que a lo largo de seis años africanas y españolas de todos los ámbitos de la sociedad compartieron experiencias, ideas, y objetivos para impulsar a las mujeres y defender sus derechos.

Fue esa semilla tan fructífera la que hizo nacer y crecer la Fundación, una entidad privada y sin ánimo de lucro cuyo principal objetivo es impulsar el desarrollo del continente africano a través de sus mujeres, porque ellas son su principal motor. En Mujeres por África hemos comprobado que invertir en ellas es invertir en todo el continente.

Por eso, la Fundación ha puesto en marcha una veintena de proyectos en Marruecos, Ghana, Liberia, Sierra Leona, Mali, Tanzania, Kenia, Malawi, Burkina Faso, Gambia, Senegal, Nigeria… y en sus redes participan mujeres de todo el continente.

Los proyectos de la Fundación se desarrollan en las áreas de la educación, la salud, el desarrollo económico, el conocimiento y el empoderamiento, pero todos tienen en común tres elementos que consideramos esenciales en toda iniciativa que quiera promover el desarrollo: la necesidad real, la transferencia de conocimiento y la innovación.

Desde ese punto de partida, hemos llevado a cabo proyectos para escolarizar a niñas huérfanas (Burkina Faso) o para que completen su enseñanza secundaria (Malawi); hemos combatido la fístula obstétrica, una dolencia silenciada que sufren más de dos millones de mujeres en África, con nuestro proyecto de prevención y de intervención quirúrgica Stop Fistula (Liberia); apoyamos una agricultura de calidad y sostenible que no solo asegure la alimentación sino también la economía de las familias (Gambia); visibilizamos y empoderamos a las mujeres que luchan contra los efectos del cambio climático (Tanzania); formamos a las emprendedoras para que mejoren sus empresas (Kenia); becamos a las investigadoras científicas africanas para que vengan a trabajar con los equipos de los mejores centros españoles de investigación (diversos países); promovemos la paz ofreciendo formación y herramientas de mediación en conflictos a mujeres líderes (Mali); o reunimos a mujeres del máximo nivel del ámbito político del continente en un fórum organizado para ellas en Yale University para formar todas juntas una alianza por la democracia, la gobernanza y las buenas prácticas políticas.

En definitiva, Mujeres por África está apoyando desde todas las perspectivas la presencia, el papel, la autonomía y el liderazgo de las mujeres africanas, visibilizando la enorme aportación que cada día realizan al desarrollo de su continente, y que hoy continúa sin ser conocido ni apreciado en su inmenso valor.

Desde las mujeres rurales que cultivan la tierra y producen hasta el 80% de los alimentos en algunos países sin que en muchas ocasiones puedan ser siquiera propietarias de la tierra, hasta las cada día más numerosas mujeres que ocupan puestos en los gobiernos, en la judicatura, en los parlamentos (más de un 20% de los parlamentarios africanos son mujeres), las africanas son la espina dorsal del continente.

Conseguir que todas y cada una de ellas disfrute de su pleno estatuto de ciudadanía, que sean dueñas de sus vidas y de su futuro, que tengan acceso a los servicios sanitarios, que puedan educarse y formarse y dispongan de los recursos para desarrollar su profesión o su empresa, es la mejor manera, no solo de asegurar su libertad y dignidad, sino de hacer frente a los retos y déficits de África. Porque ellas han demostrado que no son el problema, sino la solución.

También en tiempos de coronavirus.

En pandemia, escuchar a África

Cuando el 15 de marzo de 2020 entró en vigor en España el primer estado de alarma para frenar la transmisión del coronavirus, el equipo de la Fundación Mujeres por África llevaba ya varios días teletrabajando. La amenaza, al principio tan lejana, se había convertido en formidable realidad y España, como el resto de países del mundo, asistía perpleja a la primera pandemia de la era global.

En todas las organizaciones y estamentos que trabajan con África cundió especial alarma. Conscientes de la fragilidad de los sistemas de salud de la inmensa mayoría de países del continente, muchos fueron los que auguraron un escenario cuasi apocalíptico para el continente. Pero África reaccionó con gran rapidez. Toques de queda, confinamientos, cierres de frontera se decretaron de manera inmediata, en algunos países incluso sin haberse confirmado aún la existencia de casos.

A 18 de febrero de 2021, el continente, con 54 países y 1.200 millones de habitantes, tenía algo más de dos 2.7 millones de casos y algo menos de 70.000 fallecidos.

Esta fue, y afortunadamente sigue siendo, la mejor noticia que en Mujeres por África podíamos tener sobre el coronavirus. “Orgullo africano” llevó por título la columna que escribió María Teresa Fernandez de la Vega en la web de la Fundación. Recogía en ella la satisfacción que algunas de nuestras consejeras africanas, particularmente Aminata Touré, ex primera ministra de Senegal, expresaron ante la resistencia mostrada por sus ciudadanías frente al coronavirus. También ante la autonomía y suficiencia puesta de relieve tras la abrupta interrupción del tráfico de todo tipo entre África y el resto de continentes, sin que se desplomara el cielo africano.

Escuchar al continente, escuchar a las africanas, fue desde el principio nuestro gran objetivo. Por eso creamos una nueva sección en nuestra página web, titulada Crónicas africanas del coronavirus, en la que invitamos a colaborar a las mujeres de nuestras redes en los distintos países del continente.

Desde finales de marzo y durante tres meses, cada día llegaron a nuestros lectores en español, inglés y francés, las impresiones y pensamientos de las africanas. Sus voces, serenas y mesuradas, destilaban esa resiliencia e infinita capacidad de reinventarse que siempre las ha caracterizado. “Las africanas somos supervivientes y hacemos posible sobrevivir a África”, decía la líder tanzana Gertrude Mongella en una de nuestras videoconferencias. No cabe duda de que así es.

Pero, por supuesto, queríamos escuchar también a las líderes de nuestras redes. Investigadoras, políticas, empresarias, hispanistas, profesoras… con todas ellas mantuvimos fluidos contactos para conocer su situación y cómo afrontaban la crisis, además de ofrecerles nuestro apoyo. Más de 400 cartas y diez webinars con diferentes protagonistas entre marzo y diciembre nos permitieron conocer a fondo los problemas más acuciantes en cada entorno.

El factor común quedó muy claro: las mujeres africanas no debían ser una vez más las grandes perdedoras de la crisis, sobre todo porque, eterna paradoja, eran ellas las que mayoritariamente la enfrentaban en primera línea. Un 70% de los trabajadores sanitarios del continente son mujeres. También las que cuidan, las que venden y las que compran en los mercados. En definitiva, son agentes de vida y salud.

Estamos luchando para convertir esta crisis en una oportunidad para ellas, para su empoderamiento y su reconocimiento. Las africanas, siempre tan animosas, nos han transmitido ese objetivo y esa esperanza, y las Mujeres por África nos vamos a dejar la piel para conseguirlo. No cabe duda de que se lo merecen.

Imagen cedida por la Fundación Mujeres por África

www.mujeresporafrica.es
fundacion@mujeresporafrica.es
Teléfono 914570945

Autor: adeces asociacion
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