El Defensor del Paciente: una batalla constante en nombre de Miguel Ángel

Por Carmen Flores, presidenta y creadora

Empecé a trabajar sin descanso, hace muchos años desde que empezaron los dislates en la persona de Miguel Ángel, mi hijo querido. Aunque creé el Defensor del Paciente en 1997, ahora hace 20 años, sin más remuneración que mi satisfacción de hacer que fuera  y sirviera para ayudar a personas que se ven indefensas, que no saben dónde y cómo reclamar y a las que las administraciones no escuchaban ni escuchan aun lo suficiente. Por este pecado, he vivido y sigo viviendo situaciones esperpénticas que me llenan de horror, que no de lástima porque las personas no merecemos lastima, merecemos que se cumplan nuestros derechos apaleados y si denunciamos que se cumpla la ley. Esa ley que mira hacia arriba en la mayoría de las ocasiones por mucha razón que tengas.

Esto ha cambiado aunque no lo suficiente. Tenemos unos derechos que hace años no podías pedir. La justicia ha cambiado algo respecto a este tema pero seguimos estando en la oscuridad respecto a las demás víctimas. Y yo por pedir sigo pidiendo que tengamos voz y que nuestros hijos, padres etc. también nos duelen y que los pacientes deben ser tratados con la dignidad agilidad y respeto que merecen. Todo esto me ha convertido en un blanco que voy “toreando” como puedo y con la fuerza que me da mi hijo, desde donde esté. Y aunque durante estos años han intentado hundirme con mentiras, insidia, insultos etc. ¡aquí estoy! Pobre pero libre para reprochar a las administraciones, me da igual el color político del mandatario, porque la enfermedad no tiene color político, tiene dolor y sufrimiento

Soy una persona que nací en el seno de una familia de tal humildad que   costaba sobrevivir. Hasta que encontré en mi camino una persona muy especial, a partir de ahí fui ama de casa, esposa, y madre feliz. Hasta que mi hijo empezó a padecer los errores médicos que le llevaron a la muerte y deje de ser un ama de casa feliz, tranquila… ¡Nunca deje de trabajar! A pesar de nuestro dolor por lo que nos estaba pasando.
¡Jamás pensé que podría emprender una lucha y menos crear algo como El Defensor del Paciente!

Poco a poco durante estos años fui conociendo gente y abogados, la mayoría de ellos habían tenido algún percance sanitario, y por ello se hicieron expertos en la materia. Y poco a poco fui peleando, pidiendo, reuniéndome con políticos, con la compañía impagable de mis compañeros, decidiendo que al igual que se conoce un accidente, una violación, un acto terrorista etc. se tenía que conocer públicamente lo que sufrían miles de familias. Y poco a poco (20  años  ahora) el Defensor del Paciente es conocido por todos los estamentos oficiales, y una gran parte de la ciudadanía, de tal forma que llevamos casos incluso de ellos.

Pero…esto hay una parte (mínima afortunadamente) que no lo soporta. No le gusta que salgamos en los medios y que denunciemos cada barbaridad que conocemos, bien porque llegan a nosotros o porque sale en los medios y lo reprochamos y denunciamos públicamente.

Como asociación vivimos como una familia media-baja, luchando. Solo nos preocupa que los derechos de los pacientes sean respetados y bien tratados, intentar en la medida de nuestras posibilidades que nadie sufra lo que hemos sufrido nosotros. Que no se muera de cáncer porque hay un retraso en el diagnóstico, porque no se hace una prueba a tiempo, por no haber personal sanitario suficiente y se les tenga en un pasillo como animales, es por lo que luchamos día a día. Para eso creamos la Asociación: sanidad y justicia. Para eso vivo, dejando atrás la labor de esposa y quitando el tiempo a los míos que también me necesitan.

Ni por un momento he pensado en dejar de luchar pese a quien pese, y de  hacer lo que creo que tengo que hacer. Y es mí deber denunciar públicamente cualquier cosa que deba ser conocida por la opinión pública, porque esta afecte a la salud y vida de un ser humano.

Carmen Flores, Presidenta del orgullo de mi vida: crear El Defensor del Paciente en nombre de mi hijo querido.