Por las mujeres de Ca l’Aurèlia
L’Associació de Dones Ca l’Aurèlia somos una ONG sin ánimo de lucro, es un espacio de apoyo en Barcelona que permite la lucha contra la violencia machista a través de dos vertientes: el trabajo individual con las mujeres que sufren o han sufrido violencia y el trabajo asociativo y de participación social. Ahora en septiembre hace 23 años de su fundación en 1998.
Todos los servicios son gratuitos y orientados a conseguir el empoderamiento de las mujeres: ayuda psicológica individual, grupos de ayuda mutua, orientación jurídica y atención telefónica personalizada. Siempre hemos trabajado de la misma manera y hemos conseguido muy buenos resultados, en todo este tiempo hemos podido ayudar a centenares de mujeres.
Para poder salir de las situaciones de violencia machista es de vital importancia el acompañamiento integral. Las mujeres necesitan tener un espacio donde haya empatía, donde no las juzguen, para poder entender qué ha pasado, ponerle nombre, y empezar la recuperación en todos los sentidos mediante la terapia psicológica especializada, con mirada de género. Seguidamente, es necesaria una orientación a nivel jurídico para que las mujeres conozcan sus derechos ya que existen muchos procesos jurídicos vinculados como la separación o divorcio, la denuncia etc. que causan muchísima ansiedad e incertidumbre por su complejidad.
El nombre de nuestra asociación, hace referencia a la principal terapeuta de la misma, una gran mujer, activista como ninguna otra, que ha dedicado toda su vida a la lucha por los derechos de las mujeres: empezó en los ochenta en la lucha en los barrios, concienciando a grupos de mujeres bajo un trabajo de género. Desde entonces ha sacado a miles de mujeres de la violencia y en la actualidad continua su labor con nosotras como voluntaria.
Las socias escogieron Ca l’Aurèlia, ya que reflejaba perfectamente la realidad que vivían las mujeres que asisten: todas ellas se sienten en casa cada vez que vienen a ver a Aurelia. Hemos creado un espacio seguro, de protección y sobre todo de libertad. Para poder hablar de todo aquello silenciado, hablar sin tapujos, ponerle nombre a lo innombrable. Un espacio donde las mujeres sean ellas mismas, que recuperen todo lo que la violencia les ha arrebatado: su autoestima, su confianza… que aprendan a vivir sin miedo.
En todo este tiempo, ha habido momentos de mucha precariedad económica que gracias al esfuerzo de las compañeras y del voluntariado, se han podido superar haciendo que nuestro proyecto sea sostenible en el tiempo hoy en día.
En los inicios de la asociación la violencia machista seguía considerándose a nivel social como algo privado, y jueces, abogados, o policías, no sabían cómo (o no querían) actuar. Además, había un abandono institucional muy grande a la hora de abordar la violencia, no existían las convocatorias de subvenciones ni los circuitos de atención. La labor de las entidades se ha hecho imprescindible desde entonces, ya que llegamos donde la administración no llega: nosotras ofrecemos tiempo indefinido para garantizar la recuperación de cada una de las mujeres que atendemos, es un trabajo lento, en el que nos dejamos el alma, pero con objetivos increíbles.
Si atendemos al momento histórico actual atravesado por la COVID-19, por ejemplo, durante el confinamiento, si bien se notó una disminución de las denuncias al principio respecto al mismo periodo del año pasado, aumentaron de forma exagerada las llamadas a los servicios de atención a la mujer (que seguíamos activos e incluso se reforzaron) para pedir ayuda en las situaciones de violencia. Las llamadas a los servicios de atención aumentaron un 30,7% y las consultas online un 400%.
Un punto a tener en cuenta, es que la relación de maltrato ya existía desde antes del confinamiento, la crisis no crea maltratadores, es el machismo. La convivencia 24 horas, sin vías de escape, hace aumentar el riesgo de sufrir violencia más dura pero el maltrato psicológico ya estaba instaurado desde tiempo atrás. Al estar las mujeres aisladas el control de ellos sobre ellas es total, por lo que las mujeres se han encontrado totalmente atrapadas.
Sabemos bien, que no se puede salir de la violencia sin ayuda. Las relaciones violentas son devastadoras para la autoestima de las mujeres, ellas sobreviven, pero nadie las enseña a vivir.
Hace falta una implicación real de toda la sociedad si queremos erradicar la violencia machista, ya que esta, es algo estructural, son miles las mujeres que están sufriendo secuestradas en este tipo de relaciones, donde el maltrato psicológico es el peor de todos. El aislamiento, la dependencia emocional, el miedo, la indefensión, impiden que una mujer que sufre violencia pueda pedir ayuda, ya que adquieren un sentimiento de culpabilidad que las paraliza para tomar decisiones. La violencia se trasmite de generación en generación y en algún momento tenemos que parar la rueda. Una madre recuperada podrá enseñar a sus hijos e hijas nuevas formas de vivir, así como podrá ayudar a otras mujeres que se encuentren en la misma situación, en forma de cadena de solidaridad.
Este es nuestro trabajo, nuestra razón de ser, y nuestro legado… ¡Juntas somos más fuertes!
Imagen cedida por L’Associació de Dones Ca l’Aurèlia
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