¿Algo positivo que declarar?
Por el área de economía de ADECES
La reciente Encuesta de Población Activa (EPA) muestra una vez más lo difícil que resulta buscar el entendimiento cuando se priman los prejuicios ideológicos sobre la realidad de las cifras.
Una vez publicada hemos asistido a evaluaciones demasiado negativas de algunos líderes políticos sobre la última EPA. Evaluaciones que contrastan con los datos recogidos. Si fuésemos conscientes del contexto, de lo que estamos logrando como sociedad, quizá se incorporaría un poco de mesura y ponderación al análisis y, por extensión, obtendrían un mayor efecto en la opinión pública si dichos análisis van acompañados de un afán didáctico.
La próxima vez, deberemos preguntar, como si de una frontera se tratase si hay ¿algo que declarar?, pero no un algo cualquiera, sino un algo positivo: ¿algo positivo que declarar?
En 2021 la economía española ha crecido al 5%, menos de lo previsto, sí, pero ha sido un crecimiento importante. Es más, en la segunda parte del año, España mejora los datos de Alemania, Francia o EEUU. ¿Está todo bien? No, pero este crecimiento y sobre todo la forma en que se produce, ha permitido una intensa creación de empleos, básicamente privados y de carácter indefinido. Veamos.
En 2021, se crearon 744.300 empleos privados y 96.400 públicos, es decir, 840.700, con lo que el nivel de ocupados alcanzó los 20.184.900, su nivel más alto desde 2005 (en plena burbuja inmobiliaria). Como es obvio eso se traduce en consumo y en afiliación a la Seguridad Social, lo que en última instancia refuerza el crecimiento económico y las cotizaciones. Algo positivo, ¿no?
A su vez el número de desempleados se redujo hasta los 3.103.800 personas, es decir hasta situarse en una tasa del 13,3%. En definitiva, 615.900 personas dejaron de ser desempleadas, la mayor reducción anual desde 2015. Algo positivo, ¿no?
El grupo de los 25 a los 54 años registra 519.500 parados menos. Algo positivo, ¿no?
Pero no todo es así, en el grupo de personas de 55 años o más, el paro aumenta en 23.400 personas. Esto no es positivo. Los adalides de lo negativo tienen aquí un dato sobre el que ser didácticos, aun reconociendo los positivos.
El empleo ha crecido más entre las mujeres (479.600) mientras que entre los hombres, creció en 361.100 puestos. Algo positivo, ¿no? Sí, lo es, porque fueron las mujeres las que más sufrieron el paro durante la pandemia.
Por otra parte, el empleo indefinido ha aumentado en 425.000 personas y el temporal en 307.700. Algo positivo, ¿no?
En 2021 había 102.000 trabajadores acogidos a ERTE, casi tres millones menos que durante la etapa más álgida de la pandemia y 520.000 menos que en 2020. Algo positivo, ¿no?
En cuanto a las horas trabajadas, en 2021 se registra un 3,80% menos que las computadas en 2019, aunque un 2,40% más que en 2020. Si crecen los ocupados, pero las horas trabajadas no lo hacen de igual modo, es una lacra que indica o que el empleo a tiempo parcial crece, o que el empleo crece en sectores menos productivos. Esto no es positivo. También aquí, los adalides de lo negativo tienen un dato sobre el que ser didácticos, aun reconociendo los positivos.
La población activa se ha reducido en 159.000 personas, situándose en 23.288.800. Esto no es positivo. Y otro dato más para argumentar.
Finalmente, despejemos otra duda más sobre las Comunidades.
Según la EPA La tasa de desempleo se redujo en 2021 en Canarias (6,28%), Castilla La Mancha (4,08%), Cataluña (3,71%), Melilla (3,59%), Asturias (3,49%), Aragón (3,47%) y Madrid (3,41%). Algo positivo, ¿no? Sí porque muestra una visión policéntrica, lejos de las visiones monocentristas.
El policentrismo también está presente en los datos del paro registrado, que cayó a nivel nacional un 20,12%, es decir, descendió en 782.232 personas. Siete Comunidades mejoran la media nacional: Baleares (-33,63%), Aragón (-25,86%), Cataluña (-25,81%), Canarias (-24,72%), Murcia (-23,83%), Asturias (-21,05%), Castilla-León (-23,67%), La Rioja (-21,52%), Castilla-La Mancha (-21,37%), Navarra (-21,19%) y Ceuta (-21,78%). Madrid (-15,13%) ocupa el penúltimo lugar en esta lista.
En definitiva, además de no cargar las tintas con visiones negativas demasiado forzadas, conviene no difundir hechos alternativos y ser didácticos. La democracia lo agradecerá.
