Por Uma Artemis
La petición pública de perdón por parte de Plácido Domingo y la condena por violación del productor Harvey Weinstein evidencian la fuerza y relevancia del movimiento #MeToo
El pasado 25 de febrero y mediante un comunicado, Plácido Domingo pedía perdón por el dolor causado a las mujeres que le acusaron de acoso sexual y aceptaba toda responsabilidad por las acciones denunciadas en los últimos meses.
En agosto de 2019, el tenor español, también mediante un comunicado, había negado los mismos hechos y aseguraba que lo que en el pasado se consideraban cumplidos o galantería, en la actualidad se percibían de “diferente forma”.
Entre ambos comunicados, emitidos en poco más de seis meses, Associated Press publicaba la demoledora conclusión de la investigación abierta meses antes por la American Guild of Music Artists (AGMA), el sindicato de ópera de Estados Unidos, según la cual, Plácido Domingo “abusó de su posición de poder”.
Seis meses y seis palabras marcan el antes y el después de uno de los tenores de mayor proyección internacional, el mismo que en agosto aseguraba no haberse comportado nunca “del modo acosador, agresivo y vulgar en el que me han acusado”; ahora entiende “que alguna de esas mujeres pudieran tener miedo para expresarse honestamente porque les preocupaba que sus carreras se vieran afectadas”.
Entre ambas posturas, el testimonio de 27 personas que, en el marco de la investigación abierta por el AGMA, aseguraron haber sido víctimas de acoso o de comportamiento inapropiado por parte del tenor cuando estaba en la dirección de la Ópera Nacional de Washington y la de Los Ángeles.
“Pero cómo le dices que no a Dios”, afirmaba Patricia Wulf, la única de las nueve primeras mujeres que acusaron al tenor de acoso sexual en los años ochenta que reveló su nombre. Acusaciones que dieron lugar a una respuesta dispar en el mundo de la ópera: de la cancelación de conciertos en Estados Unidos o la dimisión del tenor de su cargo de director general de la Ópera de Los Ángeles, que ostentaba desde 2003, a la defensa de sopranos como Ainhoa Arteta.
Ahora, tras el reconocimiento de los hechos y la disculpa pública del tenor, la contundente respuesta del Ministerio de Cultura no se ha hecho esperar y al tiempo que anunciaba la cancelación de las actuaciones de Plácido Domingo en el Teatro de la Zarzuela previstas para los próximos 14 y 15 de mayo manifestaba, mediante un comunicado del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que la decisión ha sido tomada ante la “gravedad de los hechos y tras las declaraciones de Plácido Domingo en las que asume la plena responsabilidad de sus acciones” y “en solidaridad con las mujeres afectadas”.
Veinticuatro horas separaban las disculpas presentadas por Plácido Domingo del fallo condenatorio en el juicio por violación del productor neoyorkino Harvey Weinstein, el caso que inicio el movimiento #MeToo.
Dos años después de que el periódico The New York Times y la revista The New Yorker hicieran públicas en dos artículos las numerosas acusaciones de acoso sexual contra Weinstein por parte de actrices y empleadas, un jurado le declaraba culpable de dos delitos sexuales, incluido uno por violación en tercer grado, pero le absolvía de la acusación más grave, la de agresión sexual depredadora, castigada con una pena máxima de cadena perpetua.
Para ADECES, esta condena representa mucho más que un fallo, es el triunfo de un movimiento con el que se da un paso adelante contra los acosos sexuales sufridos por las mujeres.
Desde sus inicios, el #MeToo se reveló como algo diferente, los poderosos nombres detrás de esta corriente hacían presagiar que no se convertiría en algo fugaz y pasajero. La denuncia de actrices de Hollywood contra el productor Harvey Weinstein transformó la percepción del acoso sexual, que dejó de ser “algo que se sabe” y “forma parte del mundo del espectáculo” para convertirse en noticia mundial durante meses. Diferentes acciones venían a perpetuar la presencia de este movimiento a modo de recordatorio global.
Así, por ejemplo, en 2017 la revista Time ofrecía su título de ‘persona del año’ a las mujeres que habían impulsado el #MeToo denunciando el acoso sexual.
A principios de 2018 más de 300 mujeres de la industria de Hollywood crearon el fondo de defensa legal llamado Time’s Up (“Se acabó el tiempo”) para ayudar a mujeres con escasos recursos a defenderse de posibles abusos sexuales en el entorno laboral.
La concesión del premio Pulitzer, en abril de 2018, a New York Times y a The New Yorker por destapar el caso Weinstein fue otro relevante espaldarazo a este movimiento.
En este contexto, un mes después el mundo entero aplaudía la decisión de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Hollywood de expulsar a Bill Cosby y Roman Polanski por no cumplir las normas de conducta de la organización. Apenas unos días antes, Cosby había sido declarado culpable de tres delitos de agresión sexual. Si bien fue denunciado por 60 mujeres de abuso sexual realizado durante décadas, la prescripción de la gran mayoría de los casos hizo que el cómico estadounidense solo fuese a juicio por el testimonio de una de ellas, Andrea Costand, quien le acusó de haberla drogado y violado posteriormente.
En el caso de Roman Polanski, la Academia le expulsaba tras, entre otros escándalos sexuales, ser acusado de violar a Samantha Geimer en 1977, quien en aquel entonces tenía 13 años. El director se declaró culpable pero no pudo ser condenado porque se fugó a Europa.
Pero el sexismo, el acoso y el abuso sexual no solo están presentes en el mundo del espectáculo y la cultura. En octubre de 2018 las trabajadoras del Parlamento Europeo hacían públicos sus testimonios en la Cámara a través del blog MetooEP, creado con tal finalidad.
Días después, en el Parlamento se votaba la puesta en marcha de medidas concretas reclamadas por este movimiento, pero la iniciativa no salió adelante porque no se alcanzó la mayoría cualificada necesaria al contar con la oposición de los grupos de derecha. Tendrían que pasar algunos meses hasta que, en febrero de 2019, los líderes de los principales grupos se comprometieron por escrito a combatir el acoso sexual en la Eurocámara instados por el #MeToo del Parlamento Europeo.
Mientras, el movimiento continuaba y su avance era cada vez más evidente. En marzo de 2019 y con el hashtag #MeTooEscritoresMexicanos, centenares de mujeres del ámbito de la cultura hicieron públicas sus experiencias de abuso junto a los nombres y apellidos de sus causantes. La iniciativa creció a través de la cuenta @MeTooEscritores y “La Marabunta”, denominación que reunió por las mismas fechas en Ciudad de México a numerosas escritoras movidas por el deseo de poner fin al abuso de poder, la violencia física y el acoso sexual presente en la literatura mexicana.
Acciones como las comentadas en Hollywood, el Parlamento Europeo o México han convertido al #MeToo en una vía para un cambio cuyo motor lo han constituido las denuncias públicas de las mujeres, su voz ha sido la mejor herramienta contra el acoso y la violencia sexuales.
En este marco, ADECES celebra el cambio de conciencia que, en los últimos años se ha ido imponiendo en las sociedades avanzadas, por el cual las mujeres han dejado de ser estatuas inertes ante las conductas, como mínimo, inapropiadas por parte de compañeros y superiores. Comentarios, gestos, roces, eran soportados unas veces con muda rabia y otras con vergüenza, pero siempre en silencio.
El #MeToo ha llegado para quedarse y se ha convertido en necesario altavoz de lo que posiblemente terminará por definirse como una nueva conciencia social: la del respeto profundo a la mujer. En estos días previos al 8 de marzo, ADECES reitera su compromiso público de seguir defendiendo los derechos civiles, económicos y sociales de tantas mujeres convencidas, como estamos, de que una sociedad mejor es posible.