Por Julio Gómez, director de Trabajando en Positivo
En 2021 se cumplen 15 años desde que dimos los primeros pasos de lo que hoy es Trabajando en Positivo, una asociación que se ha convertido en referente para la igualdad de oportunidades en el empleo de las personas con VIH. No solo a nivel nacional, sino también a nivel internacional, debido a la vinculación que mantenemos con instituciones de hasta 18 países diferentes, de las que hemos aprendido y replicado iniciativas fundamentales para nuestro trabajo actual y con las que también hemos compartido nuestras experiencias más innovadoras.
Y es que la participación comunitaria y la capacidad para aglutinar los esfuerzos de los diferentes agentes del mercado laboral -favoreciendo su colaboración, encuentro y trabajo conjunto- han sido, junto a una defensa clara de la perspectiva de los derechos humanos, los elementos que han definido nuestras actuaciones durante esta trayectoria. Personalmente, creo que la posibilidad de trabajar junto a numerosas y diversas instituciones de todo tipo ha sido una de las mayores satisfacciones de mi experiencia en la organización, así como uno de los motivos que explican que nuestra realidad y nuestro contexto sean muy diferentes al de los primeros años.
Porque en 2006, cuando en el Comité Antisida de Valencia nos planteamos la necesidad de compartir con otras entidades nuestras dificultades para lograr el acceso al empleo del colectivo, tras 10 años de experiencia en acciones de inserción laboral dando respuesta a la mejora del estado de salud de las personas con VIH y al aumento de su esperanza de vida gracias a los avances médicos producidos desde 1996, la situación se caracterizaba por el escaso conocimiento de experiencias de otras entidades, así como de datos sobre la situación laboral del colectivo; la falta de condiciones para el trabajo coordinado o el diseño de actuaciones integrales y la existencia de normativas que limitaban al colectivo el desempeño de diversas ocupaciones.
En aquel momento, como miembro del Comité Antisida de Valencia, era consciente de que el trabajo y los retos que había por delante eran muchos y variados. Sin embargo, contábamos con los tres ingredientes que necesitábamos para embarcarnos en este proyecto nuevo.
Por un lado, la confianza en que era imprescindible reflexionar y actuar junto a otras entidades para mejorar globalmente las condiciones de empleo.
Por otro, la respuesta e interés que recibimos por parte de 15 entidades de 9 CCAA diferentes cuando les planteamos trabajar conjuntamente sobre esta materia.
Y, finalmente, el apoyo económico de la Fundación Luís Vives.
De esta forma, a principios de 2007, creamos la “Red de Trabajo para la inserción laboral de las personas VIH+” con el fin de empezar a resolver algunas de las carencias existentes. Concretamente, empezamos a centrarnos en tres:
a) el escaso conocimiento entre entidades, favoreciendo dos reuniones dirigidas a paliarlo.
b) la falta de datos sobre la situación laboral del colectivo, llevando a cabo el “Estudio de aproximación a los problemas de inserción laboral de las personas VIH+” a partir de la experiencia y opiniones de las propias entidades.
c) la falta de condiciones para el trabajo coordinado, celebrando un seminario de formación centrado en el trabajo en red con el fin de aplicar sus principios en nuestras actuaciones.
A la satisfacción que todas tuvimos con el proceso y el resultado de estas primeras acciones, durante este primer año se unieron dos apoyos que reforzaron todavía más nuestra confianza en la importancia, idoneidad y novedad que suponía la nueva red que habíamos creado. Por un lado, el reconocimiento como “Mejor Proyecto de VIH de ONG” por parte del Laboratorio Bristol Myers. Y, por otro, la subvención por parte del Plan Nacional sobre el Sida (Ministerio de Sanidad) dentro de su convocatoria de subvenciones, un apoyo que se mantiene hasta la actualidad.
Por tanto, en este primer año, las entidades y personas que formamos parte de esta nueva iniciativa, nos dimos cuenta que podría ser una realidad a más largo plazo, puesto que estábamos cumpliendo con los objetivos prioritarios que nos habíamos marcado; dábamos respuesta a las principales carencias que habíamos detectado y contábamos con respaldo externo. Además, vimos cómo dos de nuestras entidades, la Fundació Àmbit Prevenció de Barcelona y Amigos contra el Sida de Canarias, llevaban a cabo una primera actuación conjunta con el diseño del proyecto “Dédalo”, subvencionado y desarrollado durante el año 2008.
Con la seguridad de su continuidad, el segundo año de la red nos sirvió para identificar el apoyo y la orientación laboral, así como la relación con empresas, como las dos áreas a reforzar de nuestro trabajo. En el primer caso, con el fin de diseñar un modelo que fuera aplicable en todas las entidades, celebramos un seminario de formación en 2008. En el segundo caso, dedicamos dos sesiones de debate para aprender de las propias experiencias de las entidades; celebramos los seminarios de formación correspondientes a los años 2009 y 2010, así como la I Jornada sobre “Sensibilización Empresarial y VIH” en 2010. De esta forma, desde el principio de la red, nos quedó claro que las empresas eran un agente clave para cambiar la situación laboral de las personas con VIH.
Tras los dos primeros años de funcionamiento de la red y con una perspectiva y prioridades claras de futuro, a finales de 2008 vivimos un momento muy importante: la constitución de la organización Trabajando en Positivo con personalidad jurídica propia. Por tanto, la red dejaba de ser un proyecto del Comité Antisida de Valencia para ser una asociación de entidades en la que todas teníamos responsabilidades similares. Además de este reto, en esos momentos también tuvimos que afrontar las primeras salidas, por diversos motivos, de algunas entidades que habían formado parte de la red. Una tristeza que, en parte, fue compensada por la incorporación de nuevas entidades, dando muestra de lo viva que estaba la organización.
Echando la vista hacia atrás, creo que todo el trabajo realizado entre 2007 y 2010 sentó las bases de lo que somos hoy y nos capacitó para que pudiéramos pasar completamente a la acción, impulsando, de forma progresiva, actuaciones dirigidas a incidir, simultáneamente, sobre las dos circunstancias que identificamos como los principales problemas para la inserción laboral del colectivo de personas con VIH: las condiciones de baja empleabilidad entre sus miembros y las actitudes generales de discriminación existentes hacia este colectivo en el ámbito laboral.
Así, en 2011, ejecutamos el primer programa conjunto entre nuestras entidades: “Construyendo el futuro de las personas en riesgo de exclusión social a través del empleo”. Centrado en la mejora de la empleabilidad y de las competencias laborales y personales del colectivo de personas con VIH, esta primera experiencia implicó a 6 entidades de 5 Comunidades Autónomas diferentes con el fin de lograr soluciones más globales que las desarrolladas hasta entonces. En 2012, el número de entidades se amplió a 8 (de 6 CCAA), manteniéndose hasta el año 2017.
La experiencia adquirida desde entonces nos permitió editar en 2018 el “Manual de buenas prácticas para el apoyo y la orientación laboral a personas con el VIH y/u otras personas en situación de exclusión social”, basado en la participación activa de la persona y la mejora de sus competencias desde una perspectiva bio-psico-social y de género. Además, ese mismo año, realizamos un estudio de investigación junto a la Universidad del País Vasco que nos permitió demostrar la eficacia de dicho manual a la hora de mejorar la situación socio – psicológica y laboral de las personas que participan en nuestras acciones de orientación laboral, convirtiéndose en el primer estudio de este tipo realizado en España.
Paralelamente seguimos trabajando con las empresas, celebrando nuevas ediciones de las Jornadas sobre “Sensibilización Empresarial y VIH” en 2011 y 2012. Y, en 2014, gracias a la incorporación de nuestra prospectora de em-presas, Raquel Sebastián Barrio, impulsamos el programa de “Empresas comprometidas y responsables”, una iniciativa pionera en España y en Eu-ropa a la hora de implicar a las empresas en el empleo de las personas con VIH. Y, como sucedió con la creación de la organización, enseguida obtuvimos un reconocimiento externo, con la obtención del Premio a la “Mejor Iniciativa en la Categoría Entidades sin Ánimo de Lucro y Economía Social (medianas y pequeñas)” en los Premios Corresponsables en Iberoamérica del año 2016.
Sin duda, creo que esta ha sido una de las principales contribuciones de la organización a la mejora de la situación laboral de las personas con VIH, pues-to que nuestra labor ha sido fundamental a la hora de conseguir que el VIH deje de ser un tabú en el ámbito empresarial, así como integrarlo dentro de las políticas de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas, especial-mente a través de la celebración de más de 25 eventos que han favorecido el debate y el trabajo conjunto entre los diferentes agentes del mundo laboral. Y, una vez más, tenemos que celebrar que este trabajo ha sido reconocido recientemente por la Fundación Bancaria “la Caixa” con el Premio a la Innovación Social 2021.
También es destacable el papel que hemos cumplido a través de nuestras campañas de sensibilización que, dirigidas a la sociedad general, comenzamos en 2016, coordinadas por nuestra responsable de comunicación, Belinda Hernández Hernández, como la campaña #YoTrabajoPositivo Sin Discriminación por VIH. Además de visibilizar que las personas con el VIH pueden realizar cualquier tipo de ocupación y que el lugar de trabajo no es una vía de transmisión del VIH, estas campañas nos han permitido, entre otros logros, la participación de instituciones de todo tipo, tanto nacionales como internacionales, en la difusión de mensajes a favor de los derechos laborales de las personas con VIH, así como una mayor visibilidad de las propias personas con VIH al convertirse en protagonistas de las diferentes ediciones de la campaña.
Además, como ha sido una constante en la organización, nuestros logros fue-ron rápidamente reconocidos de forma externa, alcanzando en 2018 el premio a la “Mejor Campaña de Responsabilidad Corporativa en Redes Sociales”, nuevamente en el marco de los Premios Corresponsables en Iberoamérica, contribuyendo de esta forma a la consolidación y el protagonismo del trabajo de la organización en la cultura de la Responsabilidad Social Corporativa en España y a la presencia del VIH como un tema de interés dentro de esta cultura.
Como hemos visto hasta ahora, afortunadamente, además de la valoración positiva realizada en el seno de la organización sobre nuestras propias actuaciones, siempre hemos contado con un rápido reconocimiento externo que nos ha animado y favorecido para seguir trabajando. Aunque teniendo que esperar mucho más tiempo, esto también ha sucedido con nuestra labor de incidencia política, impulsada en el año 2013 con el fin de cambiar aquellas normativas y procedimientos que limitan el acceso o desempeño del colectivo de personas con VIH a ocupaciones como los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, los servicios de seguridad privada, las ocupaciones sanitarias, la licencia de taxis o la manipulación de alimentos.
Así, en noviembre de 2018, junto a otras organizaciones vinculadas al VIH y a otras patologías como la enfermedad celiaca, la diabetes y la psoriasis, conseguimos una reivindicación histórica: su eliminación como motivo de exclusión médica para el acceso a cualquier empleo público y, especialmente, a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Este acuerdo ha permitido actualizar durante el año 2021 los cuadros de exclusiones médicas para el acceso a la Policía Nacional (vigente desde 1988) y de la Guardia Civil, reconociendo que el diagnóstico por VIH no podrá ser utilizado como argumento para la exclusión médica de una persona candidata. Un avance contundente que sirve para evidenciar no solo que las personas con VIH pueden formar parte de estos cuerpos, sino también que pueden ejercer cualquier tipo de ocupación.
Este avance, unido a la aprobación del Pacto Social por la no discriminación y la igualdad de trato asociada al VIH, una iniciativa del Ministerio de Sanidad que pretende dar una respuesta a la discriminación asociada al VIH en los diferentes ámbitos y esferas de la vida -laboral, sanitario, educativo, de servicios sociales o jurídicos, de vivienda o de prestaciones y seguros-, nos sitúa ante un contexto político totalmente diferente al que nos encontrábamos en 2007 con respecto al empleo de las personas con VIH. En ambos casos, el papel que hemos protagonizado como organización y su impacto en el reconocimiento de los derechos laborales de las personas con VIH, suponen uno de los mayores orgullos y una de las mejores experiencias que he vivido como director de la organización.
Finalmente, quiero destacar la última de nuestras actuaciones innovadoras, que nos demuestra que, a pesar de todos los avances obtenidos, nos sigue quedando mucho trabajo por delante: el Servicio de Asesoría Jurídica en VIH y trabajo, a través del que ofrecemos una atención y apoyo legal especializada a personas con VIH frente a situaciones de vulneración de derechos vividas en el ámbito laboral. Impulsado por primera vez en el año 2019, hemos tenido que atender 103 consultas, así como apoyar a 41 personas en 10 CCAA diferentes. Entre otros aspectos, ha sido necesario emprender acciones legales para la resolución de 7 casos de 6 CCAA, relacionados con despidos improcedentes, solicitud del Dictamen Técnico Facultativo a efectos de empleo o medidas relacionadas con la COVID-19.
Y así llegamos a este año 2021, habiendo aumentado a 21 el número de entidades que participan en nuestra organización y con la sensación de haber dado respuesta, aunque no solución definitiva, a cada una de las dificultades con las que nos encontramos en el año 2006 para mejorar, de forma global, las condiciones de acceso al empleo de las personas con VIH en España.
Especialmente, hemos demostrado nuestra capacidad para llevar a cabo actuaciones integrales puesto que, en la actualidad:
a) apoyamos a más de 2.000 personas anualmente en sus procesos de orientación laboral y favorecemos el acceso al empleo por parte de casi 700 de ellas.
b) colaboramos con más de 60 empresas para la gestión de ofertas de empleo, la generación de entornos laborales inclusivos y la gestión de acciones de Voluntariado Corporativo.
c) realizamos acciones de sensibilización directa entre 564 agentes del ámbito laboral.
d) favorecemos la participación de más de 100 instituciones nacionales e internacionales en nuestras campañas de movilización social.
Además, ahora comienza una nueva etapa en la organización. Tras estos 15 maravillosos años, dejaré de ser el coordinador de la misma para ser su responsable de proyectos con el fin de que estos sigan manteniendo el máximo nivel de calidad y de innovación, así como sigamos respondiendo a los estándares cada vez más exigentes de nuestras fuentes de financiación.
Estoy seguro de que, en esta nueva etapa, la organización seguirá creciendo como hasta ahora, sobre la base de dos elementos comunes que la han caracterizado durante toda su trayectoria:
a) la valentía y la implicación de sus entidades para impulsar actuaciones conjuntas, integrales e innovadoras a favor del empleo de las personas con VIH.
b) la colaboración con todo tipo de instituciones, siguiendo así una de las principales lecciones de los 40 años de VIH: las respuestas más efectivas se logran con la participación, el compromiso y la responsabilidad compartida de toda la sociedad.
Imagen cedida por Julio Gómez, director de Trabajando en Positivo
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